miércoles, 29 de febrero de 2012

Traxys explica compra de tungsteno


Judicial |27 Feb 2012 - 10:42 pm

Traxys explica compra de tungsteno

Por: Redacción Judicial

La compañía sostiene que cumplió con el procedimiento de verificación establecido para sus materias primas.


A través de su director, Johnathan Director, la empresa Traxys, de Luxemburgo, respondió a las observaciones planteadas en el informe "Amenaza en el Puinawai", que El Espectador publicó el pasado domingo.

La empresa explica que inició las negociaciones en octubre de 2010 y que su primer envío lo recibió en diciembre del mismo año, a través de la empresa GeoCopper, a la que el agente, la empresa Metmin, identificó como un potencial abastecedor legítimo, entre muchos que le fueron presentados.
Asegura Traxys que en la investigación que desarrolló para ver si GeoCopper cumplía con los requerimientos, examinó su documentación como empresa, los documentos de las concesiones mineras y otros documentos relevantes sobre sus autorizaciones del gobierno, para concluir que estaba más allá de cualquier duda.

Sobre Rafael (Rodríguez) Forero, el propietario del título minero de la extracción, asegura que él no hizo parte de tal revisión, por ser ajeno a la empresa GeoCopper. Pero anota que efectivamente el mineral proviene del yacimiento licenciado a su nombre, en un lugar conocido como El Caney de los Cristales, en el departamento del Vichada. Pero anota que en mayo de 2011 GeoCopper compró el 50% de la propiedad sobre el título de Rodríguez Forero.

Traxys sostiene que sólo mediante una comparación minuciosa del tungsteno importado por ellos y el incautado por la Infantería de Marina y la Policía en Vichada y Guainía podría plantearse un origen común de ambos. Frente a sus antecedentes por la compra de minerales conflictivos en el Congo y su mención en un informe de Naciones Unidas que asegura que adquirió uno de sus embarques después de que se hubiera decretado el embargo, asegura que un análisis preliminar de la misma investigación excluyó a la zona conflictiva del Congo como origen y que por ello lo adquirió.

Dice también que esperan salir absueltos en esta investigación. En conclusión, la carta sostiene que aun en su embarque de tungsteno del Vichada, Traxys cumplió con el procedimiento de verificación establecido para garantizar que las materias primas que provee a sus clientes provienen de áreas legítimas y libres de conflicto.

http://www.elespectador.com/impreso/judicial/articulo-329111-traxys-explica-compra-de-tungsteno

La antipática invasora


Bogotá |27 Feb 2012 - 10:43 pm

Páramo de Guerrero

La antipática invasora

Por: Laura Ardila Arrieta

La historia del vegetal más peligroso del mundo y su conflicto con la región.

Frailejones de más de 150 años se pueden ver en la gigante despensa de agua.  
Frailejones de más de 150 años se pueden ver en la gigante despensa de agua.

Sin descomponerse ni por un segundo, ella es capaz de formar matorrales densos a su alrededor para ahogar a toda aquella especie que ose acercársele. Intentar acabarla es fortalecerla, pues es en momentos como ese que se reproduce más rápidamente. Su lucha es por la luz y por el espacio, pero sin tener que compartirlos con nadie. Y en sus empresas destructivas cuenta con capacidades pirogenéticas, para usar en caso extremo de amenaza. Es capaz de producir grandes cantidades de una sustancia inflamable y de propiciar el desplazamiento de aire caliente. Unos poderes que la convierten en un auténtico combustible. Un auténtico combustible que ha generado grandes incendios en los Cerros Orientales de Bogotá en plena temporada seca. Ella acaba con la flora y entorpece el desarrollo de la fauna. Quienes la conocen sólo tienen dos adjetivos para calificarla: invasiva y dominante.
Viste un seductor color amarillo que contrasta con el verde que siempre la rodea, y con él tapiza caminos coloridos que ocultan la historia que hay detrás. De cerca se alcanzan a ver sus espinas.
Su nombre popular es retamo espinoso y es una de las especies vegetales más peligrosas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UINC). Dice la ONG Conservación Internacional que llegó al país desde Australia en la década del 70 como insumo principal para construir cercas vivas en algunos páramos.

“Al principio no hubo ningún problema con ella, funcionó bien, tal y como funciona en los países europeos y en su zona de origen, pero luego todo se hizo incontrolable”, detalla el sociólogo Octavio Rodríguez Ortiz, consultor de Conservación Internacional.

Tan incontrolable que, incontables campañas para su erradicación después, su presencia sigue siendo la primera anfitriona en el ecosistema del Páramo de Guerrero. La gigante despensa de agua a 3.400 metros sobre el nivel del mar, que se ubica al lado de los municipios de Cogua y Zipaquirá y surte del líquido a unas dos millones de personas.

Una simpática placita llena de viejos sonrientes en ruana y estudiantes uniformados despide al visitante en Cogua, paso obligado hacia la montaña, cuya área total es de 40 mil hectáreas.

Entonces se ve el café inmenso de la deforestación, de los cultivos extensivos de papa, de las mineras ilegales, pero también, siempre por ahí, el amarillo del retamo trepador que se abre paso en los caminos de arena por donde pasan los tractores que hasta acá suben.

Tres enemigos no exclusivos de este páramo, pues algunos de ellos también hacen daño en los páramos de Chingaza (cultivos extensivos de papa) y Sumapaz (retamo espinoso): la siembra indiscriminada, la explotación minera legal e ilegal y, por supuesto, ella, la antipática especie inflamable.

Son unas 200 minas de carbón ilegales y otras 120 con licencia las que funcionan o han funcionado en el Páramo de Guerrero, según datos no oficiales de algunos expertos ambientalistas de la zona. Testimonio de su existencia son los socavones al parecer abandonados que, como si fueran lunares, inundan la vista si uno mira la montaña desde abajo. También los perros que ladran a lo lejos si uno intenta acercarse. Y las miradas furtivas desde enclenques casitas de madera que sobreviven al viento de la noche.

“Es probado que todas estas minal ilegales son cerradas de tanto en tanto por las autoridades, pero la lejura en la que se encuentran hace que, en ocasiones, sean vueltas a abrir muy fácilmente”, comenta Carlos García, asesor de la gerencia ambiental de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, quien acompaña el recorrido.

Así las cosas, es muy poco lo que se puede hablar aquí ya del venado cola blanca, de los tinajos, del ratón de monte, de las zorras y de las comadrejas. O de los frailejones, el musgo, los cardos. La belleza urgente del páramo se desdibuja frente a sus problemas.

Según Conservación Internacional, 27 especies sobreviven en este ecosistema bajo algún grado de vulnerabilidad.

Vulnerabilidad de la cual carece la especie del retamo que invadió al gigante que provee el 15% del agua que se consume en Bogotá. El único páramo seco del mundo. La despensa del sistema norte que alimenta la sabana. Cuya majestuosidad se viste del amarillo de ella.

¿Cómo llegar?
Para llegar al páramo de Guerrero por el municipio de Cogua, en Cundinamarca, se puede seguir el siguiente itinerario:
Tomar un transporte público intermunicipal que se estacionan en la Autopista Norte con calle 170; la ruta lo lleva al municipio de Zipaquirá y luego llega a Cogua. Desde el casco urbano de este municipio debe tomar un servicio expreso, si lo requiere, para que lo traslade a la Laguna Verde y otros atractivos del páramo de Guerrero que están a 90 minutos de Cogua por una vía destapada y con varios tramos que requieren un carro de doble tracción. Al retornar, y si va con tiempo, puede pasar por el embalse del Neusa. Finalmente, tome la vía central que lo lleva nuevamente a Zipaquirá y de ahí a Bogotá.

*Espere mañana la historia del Páramo de Sumapaz.

http://www.elespectador.com/impreso/bogota/articulo-329064-antipatica-invasora

Minería, una locomotora fuera de rieles


Tema del dia |29 Feb 2012 - 12:31 am

Se requieren mecanismos de vigilancia

Minería, una locomotora fuera de rieles

Por: Alianza informativa Noticias Caracol y El Espectador

Auditoría de la Contraloría evidencia posibles pérdidas millonarias.

Una de las preocupaciones de la Contraloría es la exploración minera en zonas de restricción forestal, como la que se realiza en La Colosa (Tolima).  
Una de las preocupaciones de la Contraloría es la exploración minera en zonas de restricción forestal, como la que se realiza en La Colosa (Tolima).

Una de las principales apuestas para el desarrollo del país en el gobierno del presidente Juan Manuel Santos es la que él mismo ha denominado como la locomotora de la minería. Sin embargo, pese a las ambiciosas pretensiones del Ejecutivo, una auditoría realizada por la Contraloría General de la República (CGR) deja en evidencia el desorden institucional que existe en este sector y cómo se están generando pérdidas millonarias en los recursos que debe recibir el Estado por cuenta de las regalías.
La auditoría de la CGR fue realizada a siete empresas del sector minero y energético y una de extracción de metales preciosos: Carbones del Cerrejón Limited, Carbones del Cerrejón Zona Norte, Carbones de La Jagua S.A., Consorcio Minero Unido S.A., Carbones El Tesoro, Cerromatoso y Anglo Gold Ashanti. Esta última, de acuerdo con el informe, “es la mayor beneficiaria de titulación minera en el tema de oro y ha venido generando incertidumbre porque sus proyectos en zonas de restricción ambiental están afectando las reservas de agua y generando debilidad en el subsuelo colombiano”.
Uno de los temas críticos de la investigación tiene que ver con las deficiencias en materia de fiscalización, vigilancia y control por parte de las entidades estatales, pues cada una de ellas cumple con sus funciones de forma aislada y no cuentan con un sistema de información que permita realizar consultas claras de reportes de producción. Como consecuencia de estos vacíos en el debido control, el Estado estaría dejando de recibir ingresos por vía de impuestos.

Hoy, la fiscalización de la producción de hidrocarburos se encuentra supeditada a la aprobación de eventuales informes de las empresas explotadoras y el Ministerio de Minas y Energía cuenta con una precaria nómina de sólo ocho personas para hacer estas inspecciones. Además, las auditorías externas no son rigurosas, porque en los puntos visitados no hay líderes de medición nombrados en propiedad.
Estas falencias fueron reconocidas por el ministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas Santamaría, quien dijo: “Con el crecimiento que ha tenido el sector, uno de los grandes retos es asegurarnos de que las empresas cumplan con todas sus obligaciones. Tenemos mucho por hacer y en este momento estamos contratando dos firmas de auditoría especializada para que nos ayuden a hacer la fiscalización y también vamos a reforzar a la Agencia Nacional de Hidrocarburos, que es la encargada de cumplir esa labor en el caso de explotación petrolera. Tenemos que reforzar la fiscalización y asegurar que las empresas paguen lo que les corresponde”.

En el seguimiento a Anglo Gold Ashanti también se generaron dudas por parte de la CGR. En especial por falta de claridad en información, composición accionaria y monopolio de titulación minera, sobre todo si se tiene en cuenta que hoy tiene más de 7.000 hectáreas de explotación en 11 departamentos. Aún más, resalta el informe, se estarían presentando casos de la llamada ‘puerta giratoria’, a través de la cual empleados del sector público, con información privilegiada, terminan en empresas privadas.
De acuerdo con el informe, es tal el descuido frente a los estados financieros de esta empresa que, de acuerdo con la normatividad, en 2010 sus pérdidas superaron los $312 mil millones y su patrimonio es de $21.146 millones. De conformidad con el Código Minero, “la incapacidad financiera que impida cumplir con las obligaciones contractuales y el no pago oportuno y completo de las contraprestaciones económicas” pueden ser causales de caducidad de los contratos.

Frente a los señalamientos planteados, Rafael Herz, presidente de Anglo Gold Ashanti, afirmó: “En Colombia el negocio de la explotación minera es libre, al que primero se presenta, primero se le entrega. No existe monopolio. El país ha dado la bienvenida a empresas que están dispuestas a tener pérdidas millonarias en el proceso de exploración y es sabido que nuestra casa matriz tiene la suficiente solidez económica para mantener un elevado nivel de gastos”.

El contralor delegado para el sector de minas y energía, Leonardo Arbeláez, insistió en aquellos casos de la ‘puerta giratoria’ que no son necesariamente violación a la norma, pero “no es conveniente que se presente el paso de funcionarios que poseen información privilegiada favoreciendo al sector privado”.

Así estaría sucediendo con Luisa Fernanda Aramburo, Juan Villaruel, Liliana Alvarado y Mario Ballesteros, quienes trabajaron con el Estado y ahora están vinculados con Anglo Gold Ashanti.
Al respecto, Herz contestó que la información de la Contraloría es errada y que el único funcionario de la empresa Anglo que trabajó con el Estado fue Juan Villaruel, pero en la actualidad está trabajando en temas sociales no ligados a la exploración.

En materia de explotación de carbón e hidrocarburos hay otras falencias: falta de seguimiento por parte de las entidades estatales y de claridad en los reportes de las empresas explotadoras. A juicio de la CGR, los contratistas evaden además sus compromisos tributarios o compensatorios en detrimento del Estado. Asimismo, existen “hechos jurídicamente consolidados sobre los cuales se hace un llamado de atención para que sean corregidos y evitar pérdida de ingresos por concepto de renta minera”.

La Contraloría detectó que los beneficios tributarios que se otorgan por ley a las multinacionales explotadoras de recursos, por falta de claridad en la normatividad se estarían dando por bienes que se deprecian, intangibles o derechos mineros adquiridos. “No se comprende cómo el Estado termina indirectamente pagando parte de las regalías, cuando el explotador solicita como deducción tanto el pago de las regalías, como el costo de producción, disminuyendo así el impuesto a pagar”, señala el informe de la Contraloría.

Este llamado de alerta ya lo había realizado el director de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN), Juan Ricardo Ortega, en un debate realizado en el Congreso, en el cual advirtió una serie de irregularidades: “El costo de nómina reportado (2009-2010) pasó de $58 billones a $92 billones, lo que no concuerda con las cifras de desempleo o el aumento de los sueldos”.

Ortega también planteó que se reciclan activos fijos viejos ya depreciados para aprovechar la deducción especial, se disfrazan de legítimas importaciones ilegales de equipos robados en Venezuela y Ecuador, incluyen estas transacciones como activos fijos que usan para la deducción especial, inflan los costos de los servicios contratados para disminuir la base gravable y no hay información clara disponible en sus estados financieros”.

El resultado del informe no plantea un panorama halagüeño, pues fueron hechos 30 hallazgos administrativos, ocho con alcance disciplinario, y se dio traslado de seis casos a la Superintendencia de Sociedades y ocho a la DIAN. Sin embargo, la apuesta del gobierno está hecha y en el Plan de Desarrollo la minería es un eje central en materia de crecimiento, desarrollo y reducción del desempleo. De hecho, ha sido asignado el 17% de la inversión para el cuatrienio.

Así lo ratificó el presidente Santos en el primer Congreso Anual de Minería a Gran Escala, en el que señaló: “Nadie puede negar que estamos en pleno ascenso minero y que vamos a buena velocidad. Somos el mayor productor de carbón en América Latina y a nivel mundial somos el décimo productor y el sexto exportador”. En 2011 Colombia alcanzó la cifra récord en producción al llegar a casi 86 millones de toneladas de carbón.

El presidente Santos cuenta con la locomotora de la minería como principal herramienta de apalancamiento para el desarrollo económico y social. Sin embargo, el informe de la Contraloría deja en evidencia que se requieren inspecciones de fondo para el buen funcionamiento de este sector, que parece estar fuera de control.

http://www.elespectador.com/impreso/temadeldia/articulo-329338-mineria-una-locomotora-fuera-de-rieles

El regreso del agua

Páramo de Sumapaz

El regreso del agua

Por: Juan Camilo Maldonado T.

Tercera y última entrega del especial de páramos, a partir del proyecto que busca construir un corredor ambiental que garantice el abastecimiento de agua para Bogotá en el futuro.

En el páramo de Sumapaz se produce el 5% del agua que consumen los bogotanos. / Fotos: Daniel Gómez  
En el páramo de Sumapaz se produce el 5% del agua que consumen los bogotanos. / Fotos: Daniel Gómez

El 7 de diciembre fue siempre una de sus fechas favoritas. Cuando era niño, Vicente Vela se unía a los vecinos de su vereda que se congregaban alrededor de enormes pilas de frailejones. Entonces, bastaba con una pequeña chispa para que el fuego se contagiara entre las hojas. Cada año, el día de las velitas, en la vereda Margaritas, en el páramo de Sumapaz, era una fiesta luminosa e inolvidable.

Así fue creciendo don Vicente y así se fue consumiendo el páramo. La ceniza que quedaba de la quema abonaba generosamente el suelo, para que durante las semanas siguientes, primero a punta de azadón y años después con tractor, la comunidad plantara papa y pasto para el ganado, penetrando las colinas del páramo.

Es difícil calcular la magnitud del daño. Pero al caminar por el Páramo de Sumapaz, el más grande de todo el país, el avance de la depredación se hace evidente: los sembrados parecen manchas de petróleo negras, geométricas, que avanzan hacia el tope de la montaña, mordiéndole espacio a los mantos verdes de frailejones.

Vicente ya no es papero. A él, a su esposa y a sus dos hijos, les toca “comprar la papita”, pues desde hace un tiempo dejaron el cultivo y se convirtieron en los administradores de un pequeño vivero, a orillas del río Chusacá, justo en ese extraño lugar del Sumapaz donde el páramo se estrella con la ciudad, en la localidad de Usme.

Río arriba está la sagrada laguna de Los Tunjos; río abajo, el embalse de La Regadera, represa que recoge las aguas heladas de Sumapaz para surtir de agua a buena parte de los bogotanos del sur de la ciudad.

A medio camino entre la laguna y el embalse, el vivero que cuida con paciencia la familia Vela ha venido llenándose de tallos de pentacalia y de lupinos de flores púrpuras que están a punto de brotar. También hay miconias con flores diminutas y clethras de hojas verdinaranjas. En total, unas 40 especies crecen tímidamente en este espacio que no es más grande que una cancha de baloncesto, pero que tiene grandes aspiraciones.

“Este es un modelo de recuperación de páramos que podría ser replicado en el resto de los páramos que rodean el distrito”, dice Olga León, miembro del grupo de restauración ecológica de la Universidad Nacional. León lidera la lucha contra el retamo espinoso, esa planta expansiva que está pasando desapercibida para la mayoría de la gente mientras que se devora el ecosistema paramuno.
León es una experta en la materia, pero no la tiene fácil. En los últimos años, y con una inversión de $800 millones, su equipo, junto a la familia Vela, ha logrado arrebatarle al retamo espinoso 29 hectáreas del Sumapaz y convertirlas de nuevo en un sistema ecológico complejo gracias a las plantas que crecen en el vivero.

Pero 29 hectáreas son apenas un suspiro en un parque nacional natural de 154.000 hectáreas que, durante las últimas décadas, quedó en manos de la guerrilla o el Ejército, y en donde aún hoy no hay una sede de Parques Nacionales pero sí un batallón del alta montaña.

Lejos de ahí, en las oficinas del área ambiental de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, Martha Cruz lleva nueve años devanándose los sesos para crear un esquema a gran escala de recuperación de los páramos de Bogotá. Es un proyecto ambicioso, que cubre una extensión que comienza en el Páramo de Guerrero, hoy amenazado por paperos, mineros y el malicioso retamo, pasa por Chingaza, donde hoy sólo sobreviven 12 osos de anteojos y se produce el 80% del agua que consumen los bogotanos, y termina en el Sumapaz, “el páramo más grande del mundo”, “reserva biótica de los Andes colombianos” y “una de las mayores reservas hídricas de Colombia”.

Inicialmente, el proyecto se llamó Corredor de Conservación Guerrero-Chingaza-Sumapaz. Hoy, quienes lo conocen lo llaman el proyecto de los Tres Páramos. Un concepto más mercadeable, fruto de la persona que, aseguran, se ha convertido en su principal abanderado: el alcalde Gustavo Petro, quien supo del trabajo de Cruz hace algunos meses, cuando comenzaron las reuniones de empalme entre las administraciones entrante y saliente.

Pero lo que Cruz y el resto de su equipo han diseñado es mucho más que el fruto de un empalme. Desde 2003, esta profesional ambiental se dedicó a identificar la manera en la que se podían utilizar los entonces recién creados mecanismos de desarrollo limpio, instaurados en el Protocolo de Kioto de 1997, para promover la protección de los sistemas de agua de Bogotá.

Primero dio con una idea: crear un generador de energía en Santa Ana, aprovechando la caída del agua que sale de Chingaza y llega a Bogotá por La Calera, para luego vender en los mercados internacionales los kilovatios de energía generada traducidos en certificados de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CRE). La idea le dio resultado.

Desde que fue construido el generador, el proyecto ha producido $1.630 millones gracias a los certificados de reducción de emisiones, que han sido reinvertidos en la conservación del páramo.
Ahora, el reto de Cruz es a gran escala. Necesita convencer a los pesos pesados de la política ambiental para que financien la recuperación de las 174 mil hectáreas que cubre el proyecto de reforestación de los Tres Páramos (en total el Corredor de Conservación cobija cerca de 600 mil hectáreas), a través del cual se aspira emitir certificados de emisión que rueden en los mercados internacionales.

La lógica es elemental: “Con este proyecto buscamos mitigar los efectos del calentamiento global, y a su vez generar una fuente de ingresos para motivar acciones de adaptación y protección de los páramos, de cuyo sistema depende nuestra agua”, dice Cruz.

El equipo aspira a lograr, entre 2012 y 2041, la recuperación de una tercera parte del corredor. Sus proyecciones estiman que, de triunfar, podría ahorrarse la emisión de seis millones de toneladas de dióxido de carbono, lo que a su vez implicaría la entrada de alrededor de US$ 52,9 millones en certificados verdes, que luego serían reinvertidos en la ampliación de programas de protección que multipliquen viveros, como el que vigila, con lealtad, don Vicente.

Recuperar un corredor tan vasto requiere de US$158 millones, cifra considerablemente superior a las ganancias que se estiman en el mercado de bonos verdes.

Los gestos del alcalde Petro parecen haberlos entusiasmado. Dicen, quienes lo vieron, que bastó con escuchar la idea para que el alcalde dijera que los tres páramos serán la punta de lanza del reordenamiento ambiental de Bogotá. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Por ahora, Martha, Vicente, Olga necesitan que varios le apuesten a su sueño. De eso depende el agua de los bogotanos.

¿Cómo llegar a Sumapaz?
Para llegar al páramo de Sumapaz hay que seguir por la vía que conduce de Bogotá a Usme. Después de llegar a la localidad es necesario conducir 31 km más (dos horas de recorrido) por carretera destapada en buen estado, antes de llegar a la laguna de Chisacá, que marca el inicio del parque.
Aunque el ecoturismo no es una actividad regular en la zona, sí hay senderos naturales a través de los cuales los visitantes pueden llegar la laguna de Chisacá, la laguna Negra, la Bocagrande y el pantano de Andabobos, principales sitios de interés del páramo.

http://www.elespectador.com/impreso/bogota/articulo-329292-el-regreso-del-agua

domingo, 26 de febrero de 2012

Por referendo acabarían con todo tipo de maltrato animal


Política |23 Feb 2012 - 9:21 am

Maltrato animal en Colombia

Por referendo acabarían con todo tipo de maltrato animal

Por: Elespectador.com

Si se hunde el proyecto, todo estaría listo para recolección de firmas.

El senador Camilo Sánchez habló de su búsqueda de acabar el maltrato animal.

Este miércoles el Senado de la República desarrolla el IV Foro Nacional e Internacional en contra del Maltrato Animal. El promotor de la audiencia, el senador Camilo Sánchez –quien tiene en trámite un proyecto en el mismo sentido–, dijo que lo que pretende con su iniciativa es acabar con todas las prácticas que desarrolla “una minoría muy poderosa que se ha encargado de mantener tradiciones de maltrato a los animales”.
Advirtiendo que su proyecto no solo ataca las corridas de toros sino cualquier tipo de maltrato (galleras, peleas de perros y maltrato en circos), el legislador liberal señaló que “donde hay maltrato animal hay maltrato humano; así lo demuestran los estudios científicos”.
Por eso, en medio de la polémica suscitada en los últimos días por el anuncio del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro Urrego, de buscar la prohibición de las corridas de toros en la capital, el líder cundinamarqués admite el latente riesgo de que se hunda su proyecto.
Lobby contra el proyecto
En ese sentido, advirtió que ya están haciendo lobby para hundir la iniciativa en contra del maltrato animal pues vimos como uno de los matadores más importantes que ha tenido la historia de Colombia (César Rincón) invitó a los congresistas a su finca y está tratando de hacer el lobby para que el proyecto no pase”.
Ellos están interesados en que esto siga prevaleciendo (…) son solamente siete países en el mundo los que mantienen esta cruenta y loca fanaticada…aquí lo que no han querido entender es que hay una relación directa entre el maltrato animal y el maltrato humano”, sostuvo.
La nueva fórmula
Al indicar que más del 93% de los colombianos están en contra del maltrato animal, Sánchez anunció que en caso de que el Congreso hunda su proyecto, acudirá a la recolección de firmas y la presentación de un referendo para acabar con el maltrato animal.
“Si aquí (en el Senado) nos juegan a que nos van a hundir el proyecto en el Congreso con leguleyadas, vamos a pedir que Colombia se pronuncie a través de un referendo”, advirtió.
Y continuo: “el referendo tiene la ventaja que es el pueblo el que decide y ahí no van a decir que estamos persiguiendo a nadie o van a decir que estamos haciendo esta campaña porque es un año electoral”.
Otro proyecto más
Adicional al referendo, el senador anunció que también buscará que los menores de edad no puedan entrar a las corridas de toros. Según él, a través de leguleyadas se permite el ingreso a los menores para evitar que no se pierda la generación que haría que desparezca de una vez por todas las corridas y el maltrato animal.
“Aquí hay una doble moral porque prohibimos la entrada a cine a ver sexo de mentiras, violencia de mentiras y guerras de mentiras pero a los niños les permitimos ver sangre, martirio y dolor de verdad en una corrida”, explicó.
Finalmente, el legislador consideró que eventualmente buscará al alcalde Petro para que respalde su iniciativa para acabar las corridas de toros y cualquier tipo de maltrato animal.

http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo-328279-referendo-acabarian-todo-tipo-de-maltrato-animal

Amenaza en el Puinawai

La fiebre del coltán y el tungsteno

Amenaza en el Puinawai

Por: Ignacio Gómez / Noticias Uno/ Especial para El Espectador

Recorrido por el triángulo fronterizo entre Colombia, Venezuela y Brasil donde los "minerales conflictivos" tienden a convertirse en arma estratégica de paramilitares, guerrilleros y narcos.

/ Parque Nacional Natural Puinawai  
/ Parque Nacional Natural Puinawai

Por un estrecho camino enlodado por la lluvia, un hombre en camiseta emerge de lo profundo de una selva donde Colombia termina y comienzan Brasil y Venezuela. Camina rápido, a pesar de los 25 kilos que lleva dentro de una canasta de palma, sobre la espalda, colgando desde su cabeza.

“Sí, vengo de la mina”, dice. El peso de la carga no lo deja mirar a los extraños que se encontró en el camino, dentro del Parque Nacional Natural de Puinawai. El minero es un indígena puinave y está transportando minerales preciosos en la canasta que una vez sus ancestros utilizaron para llevar a casa las presas de su cacería. Tiene poco tiempo para hablar; todavía está a kilómetros del punto de descargue, fuera del parque, donde debe entregar el mineral a los intermediarios.

Cerca de la mina, junto a un arroyo, los mineros arrojan paladas de barro en cajas de madera que luego lavan para que queden expuestos lo que ellos esperan sean cascajos con coltán o tungsteno. Este trabajo se hace día a día en el territorio indígena dentro del parque, lejos de las patrullas de la Policía que buscan a los traficantes que mueven el contrabando de metales.

“Hemos visto la aparición de grupos ilegales involucrados en actividades mineras, especialmente en tierras raras en el oriente de Colombia. Son áreas distantes y remotas, en las que la minería es ilegal”, asegura Mauricio Cárdenas, el ministro de Minas. “Para nosotros ellos son una preocupación de seguridad nacional”.

Hay pruebas de que un mercado negro de metales valiosos y tierras raras está creciendo en áreas del territorio colombiano donde el gobierno históricamente ha tenido dificultades para ejercer el poder.

Cárdenas acababa de ver un video, en el que se ve a gente raspando la capa vegetal en busca de las que se conocen como las “vitaminas” de la industria de alta tecnología. La mina no solo está dentro de un parque nacional natural, sino en una esquina de Colombia famosa por la presencia de paramilitares, guerrilla y traficantes de cocaína.

Los mineros están recogiendo los que pueden ser considerados “minerales conflictivos” por violar normas federales y reglas internacionales, dispuestas por las Naciones Unidas y más recientemente por el gobierno de Estados Unidos. La Ley Dodd-Frank de 2010 les prohíbe a las empresas norteamericanas comprar recursos naturales obtenidos ilegalmente o en áreas controladas por criminales o terroristas. En la selva del Amazonas colombiano estas normas están desatendidas, especialmente ahora cuando la demanda de esos minerales está en aumento.

Lo que Cárdenas y otros temen es que el contrabando de minerales desde Colombia esté haciendo su camino en el reciente mercado internacional de minerales vitales para los microchips y controladores remotos de objetos electrónicos. La minería ilegal y el contrabando han desencadenado en violaciones a los derechos humanos en contra de los miembros más vulnerables de las tribus.

La Policía teme que se esté creando otra fuente ilícita de ganancias para los capos del narcotráfico y las bandas paramilitares mejor armadas del país. En últimas este mercado negro puede estar otorgándole a las exportaciones colombianas el sello de “minerales de conflicto”, el mismo estatus que los contrabandeados desde el centro de África.

Cocaína y coltán
A finales del siglo XIX, el extranjero más reconocido porque hizo el mapa del Amazonas colombiano fue el explorador alemán Alexander Von Humboldt, quien encontró dos ríos de aguas enrojecidas, el Inírida y el Guaviare, que desembocaban en las aguas oscuras del Atabapo para convertirse en el río Negro, el hogar de miles de especies de peces y el mayor santuario para los delfines del Amazonas (toninas).

La ciudad, en medio de la jungla, está a 90 minutos en avión desde Bogotá, pero toma varias semanas llegar allá por bote y caminando. La región es parte del Escudo de Guayana un par geológico del Escudo Sub-Sahariano de África. El puerto local de Inírida, toma su nombre de una flor nativa que tiene sus parientes cercanos en África Central. Según los geólogos, la zona fue golpeada por un meteorito y a lo largo de millones de años el río ha sacado a la superficie ricos depósitos de minerales.
Allí fue donde Noticias Uno encontró las pistas de la minería ilegal, en una parte de Colombia que es difícil de penetrar. La mina se ve desde el aire como un parche en donde ha sido removida la capa vegetal de la selva. Encontramos indígenas puinaves removiendo la tierra con herramientas de mano, cerca de su montaña sagrada, el cerro Puinawai.

También se entrevistó a policías y soldados en el área en la que ellos se dedican a cazar a los contrabandistas del tungsteno ilegal que extraen de yacimientos en los límites con Venezuela. “El flujo de minerales desde y hacia Venezuela se hace en pangas —botes a motor— río arriba, y luego a Europa o a países en los que puede resultar un riesgo para la seguridad nacional”, dice el comandante de Policía de Guainía, coronel William Ruiz.

El mercado negro del coltán en el salvaje oriente colombiano también ha capturado la atención de las agencias policiales norteamericanas, dada su conexión con los carteles más poderosos de la droga.
Dentro del Parque Nacional Natural de Puinawai, dice el oficial, una operación minera ilegal está siendo desarrollada por los hermanos Cifuentes Villa. Las autoridades norteamericanas aseguran que los miembros de esta familia son los principales abastecedores de cocaína para el mexicano Joaquín Guzmán Loera, mejor conocido como ‘El Chapo Guzmán’ y su Cartel de Sinaloa.

Al poner la operación minera de los Cifuentes Villa por fuera de los negocios de cualquier norteamericano —incluyéndolos en la Lista Clinton—, el Departamento del Tesoro la denominó como una operación de lavado de dólares subsidiaria de su negocio de contrabando de cocaína.

Las autoridades colombianas también actuaron contra la familia, paralizando el trámite de la licencia minera para un área en la que se han incautado 82 toneladas de tierras raras y tungsteno desde 2010. A pesar de las incautaciones, aseguran los militares, el clan sigue extrayendo minerales, solamente que ahora lo hacen clandestinamente.

“Lo que hemos encontrado son organizaciones sofisticadas de tráfico de drogas que están cada vez más involucradas con el tráfico de los minerales del Parque Puinawai y de Venezuela, tal como está documentado en una investigación que estamos desarrollando junto con la Policía”, dijo el comandante militar de la zona, el coronel de Infantería de Marina Alfredo de Videro.

A pesar de décadas de interdicción por fuerzas colombianas y asesores norteamericanos, las reglas en la región siguen siendo dictadas por paramilitares y guerrilleros del frente 16 de las Farc, convertidos en narcotraficantes.

De Videro asegura que los traficantes han forzado a familias completas de indígenas puinaves a trabajar en las minas, a cambio de cerveza, carne de vaca y zapatillas deportivas de marca, e inclusive los obligan a trabajar con las armas.

“Desde que los contrabandistas invadieron el territorio de la comunidad indígena, la misma comunidad los denunció; entonces nosotros vigilamos que el área esté libre de minería ilegal”, explica el comandante Ruiz mientras nos da un tour por tierras sin árboles que muestran las cicatrices de la minería ilegal en una comunidad indígena a solo cinco kilómetros de Inírida.

Siguiendo los minerales
La Policía Nacional está investigando cuidadosamente el mineral decomisado en medio del río Guaviare, en el departamento de Guainía, justo en los límites del Parque Puinawai.

Los mineros de la zona dijeron que las guerrillas controlan el lugar del yacimiento, los paramilitares cobran en el camino que deben tomar hacia el río Guaviare y los transportan fuera de la zona. A lo largo del camino, cada facción cobra sus “impuestos”: la guerrilla pide dinero para ingresar a la mina, los paramilitares cobran antes de que las arenas y piedras puedan ser lavadas en el río y los narcotraficantes piden que les sean entregados lejos de los límites del parque.

“Uno de los problemas que estamos teniendo en estas áreas es que hay unos títulos pequeños, legalmente otorgados, que están siendo utilizados como paraísos para la legalización de actividades”, asegura el ministro Cárdenas.

Una de las licencias fue otorgada en 1995 a Rafael Alberto Rodríguez Forero. Él obtuvo el título para explotar un lugar llamado El Caney de los Cristales, cerca del río Guaviare. Durante años, los minerales que ha extraído han cambiado: primero fueron simplemente “arenas” —materiales de construcción—, pero ese mismo año el nombre de la licencia fue cambiado en la portada del expediente, para incluir la denominación de “arenas negras”. En febrero de 2006, finalmente le fue autorizada una concesión y entonces expresó que extraería hierro y titanio. Pero a la hora de tramitar las primeras licencias para movilizar minerales por el río Guaviare hasta Inírida, describió su carga como tungsteno.

En enero de 2011, Rodríguez Forero comenzó a llenar los formularios de impuestos con el propósito de exportar tungsteno hacia unas bodegas en Strassen, Luxemburgo, de propiedad de Traxys Europe SA. El título de Rodríguez Forero corresponde al más cercano al río Guaviare y al Parque Nacional Natural de Pinawai. Cualquier actividad minera está prohibida dentro del parque. Pero con solo pasar el río, puede ser amparada con un título de Vichada donde no hay parques ni territorios indígenas que restrinjan la minería.

El 16 de septiembre de 2011, una patrulla de la Infantería de Marina incautó 17 toneladas de tungsteno en medio del río. Sus informes daban cuenta de que había sido extraído de un yacimiento conocido como El Zancudo. De acuerdo con los análisis que se pudieron conocer, el tungsteno encontrado en el río Guaviare tiene concentraciones muy similares a las del embarque que compró Traxys.

Rodríguez Forero es la única persona en la región con título minero. Él ha negado su responsabilidad sobre el mineral incautado, argumentando que no se hace “responsable por el uso impropio” que se le pueda dar a su licencia. Les pidió a las autoridades que establecieran patrullajes para hacer un “riguroso seguimiento y evitar que sea comercializado por la delincuencia”.

Los investigadores colombianos no han identificado la fuente del tungsteno de Traxys. Pero si éste viene de una zona en conflicto, los expertos de la industria dicen que ello demuestra lo difícil que es mantener los minerales conflictivos por fuera de la cadena de abastecimiento de la industria de alta tecnología.

“Si los grandes manufactureros o fabricantes de materias primas no exhiben contratos a largo plazo, por ejemplo de Mozambique, Australia o Canadá, nunca podrán estar enteramente seguros de dónde viene su coltán”, dice el experto en coltán Michael Nest, que ha trabajado en el grupo de expertos en minerales de Congo para Naciones Unidas. “Las cadenas de abastecimiento son complejas; mezclan minerales de todas partes porque tienen grandes economías de escala, para mejorar su eficiencia en los procesos industriales”.

En 2010 Naciones Unidas reportó que Traxys estaba comprando minerales de la zona de guerra de África Central, hogar de los mayores yacimientos del mundo en coltán y tungsteno. Este contrabando es objeto de campañas internacionales de derechos humanos que apuntan a frenar el contrabando de coltán hacia Ruanda, donde los minerales son legalizados y vendidos como si tuvieran un origen legal.

Minería en zona roja
Rodríguez Forero no tiene antecedentes criminales. Pero los investigadores se preguntan cómo pudo seguir con su negocio, dado el hecho de que sus vecinos han sido las Farc y los paramilitares del Erpac –el ejército de alias ‘Cuchillo’–, entre otras bandas criminales.

El gobierno colombiano ha dicho que la zona alrededor de la tierra que reclama Rodríguez Forero “ha sido designada como área roja o un área con alto riesgo y peligro para las personas de afuera de la región, quienes pueden ser sujeto de extorsión, secuestro y asesinato por parte de organizaciones que operan al margen de la ley”.

En 1992, el comando de Policía más cercano, en Mapiripán, fue atacado por guerrilleros que mataron a cuatro oficiales. La Policía abandonó el área y las Farc se convirtieron en la ley. En 1997, los paramilitares llevaron a cabo la famosa masacre, que tenía como objetivo quitarles a las Farc el control sobre la producción de cocaína.

Ya en el 2000, Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’, compró el control sobre los paramilitares para proteger sus operaciones de narcotráfico. Pero Jiménez fue capturado en 2007 y enviado a los Estados Unidos, donde se le reclamaba por narcotráfico.

El papel de ‘Macaco’ en el contrabando de minerales se conoció durante el escándalo de la “para-política”, porque las investigaciones mostraron sus relaciones con políticos, funcionarios públicos a cargo de la minería y miembros de su estructura paramilitar. Se encontró el nombre de Jiménez en el primer renglón de propietarios del título minero. Los funcionarios del Servicio Geológico Colombiano explicaron que tal registro era un error y que pronto será modificado.

A propósito de las últimas incautaciones, Rodríguez Forero ha conseguido certificados de autoridades militares locales diciendo que por lo menos parcialmente la zona está libre de guerrillas y bandas criminales. Esto lo hizo, según los expertos que observaron el expediente, para evitar que sus minerales fueran definidos en contra de la Ley Dodd-Frank de Estados Unidos.

En junio de 2010, un certificado expedido por la IV División del Ejército Nacional asegura que “las tropas están desarrollando operaciones continuas en el sector... persiguiendo a los narco-terroristas de las Farc y a las bandas criminales”.

“Esa minería es sospechosa y amenaza los territorios indígenas del Parque Puinawai. Está claro que permitir operaciones mineras en pequeña escala fue un error”, asegura el exministro de Medio Ambiente de Colombia Manuel Rodríguez.

Entre 2005 y 2009, antes de que el gobierno terminara de elaborar un mapa de las zonas mineras, asegura Rodríguez, se produjo una feria de títulos mineros en los que ni siquiera se necesitaba presentar experiencia o formación académica en minería. Existen decenas de investigaciones contra funcionarios por la feria de títulos que se creó en esa época.

En medio de este caos, también despegó el mercado de equipos para la minería. Por ejemplo, los espectrómetros de Rayos X, que se utilizan para leer las trazas de mineral que una roca puede tener, se convirtieron en un objeto tan común en estas zonas que la Policía los identificó como armas. Los jueces fallaron que, a pesar de tener la forma y ser llamadas “pistolas de Rayos X”, y de su peligrosidad por emitir rayos dañinos para la salud, no debían confiscarlos. Los puinaves, no obstante, consideran que éstas son armas, apuntando hacia la tierra debajo de su montaña sagrada.

* Gómez es subdirector del noticiero de televisión Noticias Uno.
Triángulo del contrabando minero (Infografía)
Facsímil de la operación de envío de minerales desde Colombia a Europa. (Infografía)
Documento que demuestra que alias ‘Macaco’ figura como titular de un título minero en la zona. (Infografía)

http://www.elespectador.com/noticias/investigacion/articulo-328717-amenaza-el-puinawai

La huella del oso


Bogotá |25 Feb 2012 - 9:00 pm

Páramo de Chingaza

La huella del oso

Por: Viviana Londoño Calle

La historia de un grupo de 12 osos andinos que intentan sobrevivir en los mismos bosques en los que nace el agua que toman la mayoría de los bogotanos.

Así se ve uno de los osos del sistema de páramos de Chingaza a través del lente de una cámara espía en la parte alta del municipio de Gachalá. / Cortesía Corpoguavio  
Así se ve uno de los osos del sistema de páramos de Chingaza a través del lente de una cámara espía en la parte alta del municipio de Gachalá. / Cortesía Corpoguavio

Cuando la encontró ya estaba muerta. No tuvo que atar muchos cabos. Con un simple vistazo a la escena confirmó sus sospechas. En la inmensidad de ese páramo sólo un animal podía haberla matado. Su único rival le había ganado una vez la pelea: el oso de anteojos.

Para Jaime Beltrán, como para la mayoría de campesinos de Junín, Guasca, San Juanito y Gachetá —municipios aledaños a la zona del sistema de páramos de Chingaza donde nace el agua para siete millones de bogotanos— una vaca menos es un duro golpe para la economía familiar. Una vaca menos son siete litros de leche que deja de vender al día.

Todos saben que llevar a pastar las vacas a esas alturas es riesgoso. Ese terreno de frailejones es también el del oso de anteojos. Pero o corren ese riesgo o las vacas se ponen flacas, porque en los potreros montaña abajo, en épocas de sequía, los pastos escasean.

Las quejas reiteradas de los campesinos llevaron hace dos años a que Corpoguavio, la Corporación Autónoma a cargo de este territorio, llamara a Héctor Restrepo, un veterano conocedor de estos mamíferos. La misión era clara: buscar una solución para evitar que los osos no siguieran atacando las reses.

Restrepo aceptó la tarea. El presupuesto asignado apenas alcanzaba para cubrir los gastos suyos y los honorarios de cinco guardabosques. “Lo más duro lo vivimos al principio, a comienzos de 2010, cuando empezamos a detectar los senderos por donde se movía el oso”, cuenta Restrepo al repasar la odisea.

El plan que diseñó contempló varias estrategias: determinar cada movimiento del animal, seguir sus pasos, hacer un mapa de sus recorridos. Después de estudiar qué comía, cuándo dormía y cuándo atacaba. Parecía más el trabajo de un detective que de un veterinario.

La búsqueda
La búsqueda lo convirtió en experto. “Una osa se mueve en un rango de 10 a 14 kilómetros cuadrados y un macho alcanza hasta 50”, dice. Luego recuerda que las caminatas por pendientes, bajo el sol y el agua, eran difíciles. “Hablamos con los campesinos y nos basamos en su conocimiento para dar con los primeros indicios”. No es fácil encontrar 12 osos de anteojos, que conforman el grupo de esta zona, en un sistema de páramos como Chingaza.

A los senderos del oso llegaron siguiendo las marcas de sus garras en los árboles. Muchas todavía estaban frescas, otras ya empezaban a ocultarse debajo de la corteza. Encontraron huellas en el suelo, tan profundas que delataban los más de 100 kilos que puede llegar a pesar un adulto. También pelos atrapados en las ramas. Cada nuevo hallazgo los acercaba un poco más a su objetivo. O eso creían.
El plan de rastreo tenía un fin: encontrar algunos osos, que por lo general se mueven solitarios, para ponerle a uno un collar satelital y poder estudiar sus patrones de movimiento. Cada nueva pista que encontraban era un aliciente para seguir y olvidar el cansancio, el sudor y el hambre. Si alguien se preguntaba para qué invertir tantos esfuerzos en cuidar unos cuantos osos, la respuesta que ofrecía este grupo de expertos era siempre la misma: son guardianes del agua que toman el 80% de los bogotanos.
“La gente cree que los osos no sirven para nada, porque esperan un rendimiento como el que da una vaca o una gallina, pero la realidad es que el oso está muy ligado a la buena salud del bosque, que es donde nacen las fuentes de agua”.

Mientras el oso abre senderos con sus gruesas patas y su robusto cuerpo, permite que los rayos del sol entren a las partes más bajas del bosque, ayudando a la regeneración del ecosistema.

Uno de los guardabosques explica que pronto se dieron cuenta de que los osos de Chingaza prefieren los aguacatillos, el zapote de monte y los uvones, que les encanta llenarse el hocico de miel o robarse los huevos de aves descuidadas. El menú lo descubrieron analizando las muestras fecales. Esa preferencia por los frutos hace que el oso termine transportando semillas en distancias de hasta 50 kilómetros, permitiendo el crecimiento de especies en todo su territorio.

“Un día nos pasó un oso, pero a mil, pasó rapidísimo, era un juvenil, nosotros sólo vimos la bola de pelo corriendo a toda velocidad”. Esa fue una de las pocas veces que pudieron ver uno de cerca. “Usted no se imagina la emoción de ver un oso por fuera de una jaula, verlo libre, es sentir miedo y al mismo tiempo alegría”, cuenta Javier Rodríguez, uno de los guardabosques del equipo.

Con los lugares definidos, estaban listos para la segunda parte del plan. Compraron 20 cámaras espías y las amarraron en los árboles más visitados por los osos en toda el área de estudio. Rodríguez cuenta que el espionaje tampoco fue fácil. Las cámaras están programadas para capturar imágenes cada vez que detecten movimiento. Así la caída de una rama o el movimiento de cualquier ave activaba el obturador.

De las cuatro o cinco mil imágenes que recolectaban, apenas dos o tres correspondían a sus osos: el oso caminando sin premura, el oso subiendo al árbol, el oso marchándose. Lo suficiente para sonreír satisfechos.

La captura
Con cientos de fotos del oso en su poder y después de aprenderse casi de memoria el modus operandi de su blanco, había llegado la hora de la etapa final: la captura. La fase final del proyecto empezó hace dos meses y consiste en atrapar cualquiera de los individuos por unas horas para ponerle un collar satelital antes de devolverlo al bosque.

“A través del collar, que envía una señal de movimiento, vamos a poder saber cada cuánto se desplaza el animal, los lugares en los que duerme y cómo es la actividad cardíaca, si está corriendo o está descansando, también podremos saber si muere”.

Pero la etapa final no difiere mucho del principio. El oso sigue siendo un contrincante difícil de engañar. La trampa la diseñó un biólogo ecuatoriano y la hizo un soldador de Gachetá: un cajón de hierro con suficiente espacio para dos osos. El lugar elegido fue un pequeño bosque en la parte alta del municipio de Gachetá. Para subirla fueron necesarias dos mulas que por poco pierden la carga trepando la pendiente.

Al comienzo no activaron la trampa, pero sí le dejaron bananos, huesos, miel y, al frente, la cámara para vigilarlo y poder planear con todo el cuidado la captura. En las imágenes vieron a una osa con su osezno llevándose las viandas, vieron un macho adulto. Y entre risas también notaron cómo una zarigüeya se convirtió en visitante habitual del lugar para robarse los señuelos.

Hace 10 días activaron la trampa: cuando el oso entrara al cajón y jalara con fuerza un hueso pegado a una cuerda en el interior de la misma, movería el seguro de la puerta y quedaría atrapado. Los primeros días fueron de ansiedad y angustia, ninguno aparecía por el sitio.

El sábado pasado, Restrepo había bajado al pueblo a hacer algunas diligencias. Recibió una llamada: el oso había caído. Subió a toda velocidad con el veterinario, anestesiaron a la víctima, lo habían logrado. Sin embargo, a la hora de revisarlo y pesarlo se llevaron una mala sorpresa: su capturado era un osezno, un menor que todavía no podía cargar un collar de 1 kilo de peso durante más de un año. A esta hora Restrepo y los cuatro guardabosques siguen esperando atentos a que la puerta se cierre de nuevo para poder lograr su cometido.

La tarea no termina ahí, en otra zona del sistema de páramos, de manera paralela la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá viene adelantando un proyecto con los campesinos afectados para que no utilicen las tierras del páramo y recuperen sus potreros con intervenciones más amigables con el ambiente.

El reto es que el bosque siga siendo la casa del oso y que los campesinos tengan alternativas para su sustento.

Óscar Humberto Achury, otro de los campesinos afectados, explica así la problemática: “Nos dicen que tenemos la culpa porque invadimos la casa del oso, pero no sólo nosotros, la verdad es que todos tenemos la culpa, así es que lleguemos a un acuerdo. Hay que buscar la mejor forma de convivencia”.

¿Cómo llegar a Chingaza?
Al páramo se puede llegar por dos vías en vehículo particular:
-Desde La Calera: saliendo del municipio tome el primer desvío hacia la izquierda y en el siguiente tome de nuevo la izquierda, hasta llegar a una escuela abandonada. Desde allí continúe el recorrido de 23 km hasta llegar a la entrada del parque.
-Desde Guasca: después de pasar La Calera encontrará una Y, en la que debe tomar la vía que conduce a Guasca. En el siguiente desvió, a 4,6 kilómetros, tome la carretera destapada que indica la valla informativa del parque, al lado derecho de la vía. En el siguiente desvío verá las capillas de Siecha, tome la derecha y continúe hasta la entrada del parque.
En el páramo podrá visitar las lagunas de Siecha, la de Chingaza, la de Guasca y la de Teusacá. Antes de viajar, comuníquese con Parques Nacionales de Colombia al teléfono 353 2400. El ingreso tiene un costo de $11.000 para particulares y $7.000 para estudiantes.

Espere mañana: páramo de Guerrero.

http://www.elespectador.com/impreso/bogota/articulo-328714-huella-del-oso

lunes, 13 de febrero de 2012

'Peñalosa no hizo nada por el río Bogotá'

Gerente del Acueducto defiende su labor

'Peñalosa no hizo nada por el río Bogotá'

Por: Juan Camilo Maldonado T.

Diego Bravo respondió a las críticas que le hizo el exalcalde Peñalosa a su gestión en la CAR.

Desde su despacho, Diego Bravo Borda   defendió dos nombramientos polémicos que hizo en el Acueducto. / Óscar Pérez 
Desde su despacho, Diego Bravo Borda defendió dos nombramientos polémicos que hizo en el Acueducto. / Óscar Pérez

Abogado, exdirector de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), es posible que Diego Bravo haya tenido su momento más crítico hace dos años cuando el periodista Daniel Coronell lo señaló de ser la cuota del ahora alcalde Gustavo Petro en la Procuraduría General. Acaso por ello su nombramiento como gerente del Acueducto haya sido uno de los más polémicos de esta administración. El funcionario contestó las críticas que le hizo a su gestión en la CAR el exalcalde Enrique Peñalosa. También reveló la necesidad de reubicar cerca de un millón de viviendas aledañas al río Bogotá y defendió dos nombramientos polémicos que hizo en el Acueducto.

El exalcalde Peñalosa dice que usted, siendo director de la CAR, trató de sabotear la construcción de unas plantas de tratamiento del río Bogotá con unos franceses, ¿es cierto?
Las únicas presiones que recuerdo son las que recibió el Panel de Expertos para la aprobación del POT y que hizo públicas Manuel Rodríguez Becerra, en un conocido debate al alcalde Peñalosa. Estas presiones se dieron por la incorporación de unos suelos de usos urbanos, pese a la evidencia de lo absurdo que resultaban ese tipo de desarrollos que obligan a la ciudad a llegar hasta sus confines para llevar vías, servicios públicos y demás. El único plan que recuerdo del exalcalde para descontaminar el río Bogotá fue el de no hacer nada.

¿Según usted, Peñalosa no le perdona que le haya bloqueado la expansión hacia el norte?
Creo que a él le molesta que hayamos fijado esas posiciones. Y no sólo en esos temas: él desconocía la existencia de una reserva forestal y proponía una Avenida Longitudinal de Oriente que tampoco aceptamos. Eso sí, las presiones que menciona jamás existieron. Tiene razón cuando critica el desarrollo de urbanizaciones en los municipios vecinos que incentivan la salida de estratos altos. En lo que no estamos de acuerdo es en contener los estratos altos promoviendo desarrollos en zonas de reserva recién aprobados, de alto valor natural, agrológico o arqueológico.

¿Las diferencias con Peñalosa están basadas en una visión distinta de modelo de ciudad?
La conurbación que se quiere dar hacia el norte, que prácticamente ya se dio en el borde sur, no están contempladas para esta administración. No es sano desde ningún punto de vista: ni para el ambiente ni para la seguridad.

Como director de la CAR usted dio el visto bueno a la ALO, ¿ qué piensa de la posición de esta administración?
Mi función de ahora no tiene nada que ver con que yo haya dado o no esa licencia. El alcalde está planteando una discusión diferente. La discusión del pasado es que la vía pasaba por los humedales, pero esos pasos se podían hacer de una manera lo más respetuosa posible con el ambiente. Se ponía en la balanza la importancia de la vía y el impacto ambiental. Era más o menos pacífica la discusión en esa primera parte.

Hoy la propuesta está relacionada con un tren ligero, pero no se ha mencionado cómo solucionar lo de los humedales…
Sí, se ha mencionado. Lo que ha dicho el alcalde es que es más fácil hacerlo con el tranvía. A mí me gusta el corredor ambiental, que además resuelve el principal problema de movilidad, que es de personas, porque la carga se está transportando por otros lugares.

Más de un millón de casas están por debajo de la cota del río Bogotá, ¿cómo espera el Acueducto resolver este tema?
Es necesario pensar en reasentamientos: eso confirma la voluntad de construir la ciudad de otra manera y de llevar a los pobres a donde estamos todos.

¿Qué órdenes ha dado usted para evitar en el corto plazo inundaciones como la de Bosa?
Hace una semana una licitación para reforzar la capacidad de bombeo y así poder evacuar las aguas de los canales. También licitamos para reforzamiento de jarillones, limpieza de canales y tapa válvulas. La adecuación del río la ha tenido que hacer hace rato el Acueducto, critican a la CAR, pero es la que más ha trabajado.

Existe la sensación de que la ciudad se está hundiendo, ¿qué está pasando?
Hay deterioro en las vías y construcciones que se han hecho de manera indebida, tenemos retraso en rehabilitación de redes y hay consecuencias del invierno pero tampoco es que se vaya a hundir toda la ciudad. En lo de Pijao hubo errores en la construcción y eso produjo el hundimiento de la vía.

¿La gente va a pagar más o menos por el agua?
Lo primero son los estratos bajos con el mínimo vital que esperamos tenerlo pronto.

Muchos de actuales secretarios han denunciado las secuelas de la corrupción en sus despachos, ¿cómo está el Acueducto?
Ese es un tema para la Fiscalía. Lo que voy a hacer es unificar la contratación en el área jurídica, queremos proponer procesos mucho más transparentes.

Su designación fue muy polémica, y a su vez dos nombramientos que usted hizo: el de Eduardo Gutiérrez y el de José W. Garzón…
Si yo hubiera cometido una falta disciplinaria grave, no hubiese podido ser procurador delegado como lo ha dicho el alcalde. Lo que pasa es que tuve que tomar decisiones con respecto al POT y al río Bogotá que tuvieron su costo. Yo designo a las personas por su perfil, a este amigo, cuyo suegro recibió un subsidio de AIS no lo han vinculado a nada. Esto es una empresa y yo no le voy a meter criterios políticos.

¿Y con respecto a José W. Garzón, de quien dijo La Silla Vacía que habría tenido una mala gestión en la CAR del Cauca?
Tengo entendido que fue lo contrario, que lo sacaron por su buena gestión. Tiene una hoja de vida impecable, conoce muchísimo de este tema y no tiene ninguna cuenta pendiente con la justicia.

http://www.elespectador.com/impreso/bogota/articulo-326168-penalosa-no-hizo-nada-el-rio-bogota

lunes, 6 de febrero de 2012

Territorio en guerra

Tercera parte y fin

Territorio en guerra

Por: Édison Ávalos / Especial para El Espectador

Radiografía de los escombros que ha dejado una década de guerra en el territorio de los indígenas awás.

Aunque el narcotráfico se redujo, la guerrilla continúa en el territorio awá y en muchas partes es la que impone la ley.      
Aunque el narcotráfico se redujo, la guerrilla continúa en el territorio awá y en muchas partes es la que impone la ley.

Las dos masacres ocurridas en 2009 —la del 11 de febrero en el resguardo Tortugaña Telembí y la del 26 de agosto en el resguardo Gran Rosario— marcaron la etapa más cruel de la guerra desatada durante una década en el territorio awá, en el sur de Nariño, en las selvas de la frontera con Ecuador.

Los años 2010 y 2011, aunque presentaron situaciones tan graves como el asesinato selectivo de más de 80 indígenas, la desaparición de líderes y los estragos de los combates entre el Ejército y la guerrilla, no registraron hechos tan atroces como los cometidos en años anteriores.

Hoy día, el resguardo Inda Sabaleta es nuevamente un caserío desolado en la mitad de la selva. Las piscinas donde los narcotraficantes fornicaban con las prostitutas traídas desde Cali están ahora vacías, cubiertas de hierba y con algunas botellas quebradas de Buchanan’s. Las fumigaciones realizadas en más de 300 mil hectáreas disminuyeron los cultivos de coca, pero dejan graves consecuencias. Según Armando Arroyo, funcionario de Corponariño, “cada hectárea fumigada ha afectado otras veinte de bosque, envenenando las aguas y destruyendo especies forestales y faunísticas”. Además, las fumigaciones acabaron con miles de hectáreas de cultivos de pancoger de los indígenas, lo que pone en riesgo su seguridad alimentaria. El ICA, por otra parte, investiga si las fumigaciones provocaron que más de 20 mil hectáreas de palma aceitera, casi la totalidad de los cultivos de Nariño, murieran a causa de un hongo llamado ‘producción de cogollo’.

Aunque el narcotráfico se redujo, la guerrilla continúa en el territorio awá. Algunos dirigentes indígenas, como María Marín, afirman que en muchas partes es la que impone la ley: “Por ejemplo, cuando la gente no quiere trabajar en la minga, los organizadores les dicen que le van a avisar a la guerrilla, y ahí sí todos se ponen a trabajar”. Otro ejemplo, según esta líder, fue lo que sucedió hace un año con los indígenas de Chamí Chimbuza, que “se hicieron pasar como desplazados, sólo para recibir un mercadito, y si la guerrilla se enteraba de eso, ahí sí los mandaba desplazados para que no mintieran”. Sin embargo, otros líderes afirman lo contrario. “Nosotros como indígenas —dice el docente Rider Pai— “somos dueños de este territorio y hacemos valer nuestra autoridad”. Por eso, en muchas ocasiones, los indígenas les han exigido a los guerrilleros que salgan de las escuelas, casas abandonadas o campamentos cercanos a las poblaciones, porque ponen en riesgo a la comunidad.

Los indígenas también han confrontado al Ejército. El 26 de mayo de 2011 mostraron en Pasto, frente a representantes de la sociedad, oficiales del Ejército y medios de comunicación, las pruebas de cómo 600 soldados cometieron, semanas atrás, una “masacre ambiental” en la Reserva La Planada. En las fotos se observaba la basura que dejaron, los árboles etiquetados que derribaron (los cuales hacían parte de una investigación iniciada hace nueve años con la Fundación Von Humboldt) y, lo más grave, los letreros de las Auc tallados en la corteza de los árboles que quedaron en pie. El general Jorge Eliécer Pinto anunció, frente al auditorio, que reforzaría la capacitación de sus hombres en control ambiental, pero insinuó que los letreros de las Auc fueron realizados por la guerrilla para generar confusión. El indígena Jaime Caicedo Guanga, director de la Reserva La Planada, le respondió que de todos modos instauraría las acciones legales para que se sancionara a los responsables, “incluyendo a los comandantes, porque bajo esas falsas concepciones de que para el Ejército no hay lugares vedados nos han masacrado mucha gente”.

A pesar del avance logrado en exigir respeto en su territorio, los awás padecen un problema que parece insuperable. “En el departamento —dice Zabier Hernández, exasesor de paz y derechos humanos de la Gobernación de Nariño— tenemos 160 mil desplazados, de los cuales el 20% son awás, una cifra tan fuerte que ni siquiera se ha visto en guerras de invasión como las de Irak y Afganistán”. Lo más grave, según Álvaro Vallejo, defensor del Pueblo de Nariño, es que “estas personas no han recibido la debida atención humanitaria”. De hecho, Leonel Guanga y Carol Ortiz, dos indígenas que en 2006 huyeron del resguardo Magüí por los combates y las minas, seguían hasta inicios del año anterior en Ricaurte sin recibir ninguna ayuda estatal. Su situación económica, sin embargo, había mejorado gracias a que el Cabildo Mayor Awá de Ricaurte, Camawari, les facilitó un par de habitaciones en una vivienda donde residían otras ocho familias. Ahí, cada domingo ellos dos se reunían con los demás desplazados a observar en el único televisor de la casa el programa Quién quiere ser millonario.

A eso es precisamente lo que se refiere el exdirigente Rolando Cantincuz cuando comenta que los desplazados han sufrido un exterminio cultural: “Ellos tienen que vivir con la preocupación de la ciudad, que es el dinero, olvidando que fueron cazadores y pescadores en un territorio que les daba todo”. Para Fabio Trujillo, exsecretario de Gobierno departamental, además de ese exterminio cultural, los awás también han sido víctimas de una pérdida de valores: “La violencia, desgraciadamente, permeó y descompuso este pueblo, que era puro y bueno, pero que ahora tiene individuos que son tan criminales como los de cualquier otro pueblo”. Algunos hechos parecieran confirmar esa apreciación, entre ellos el involucramiento de indígenas en el narcotráfico, en la guerrilla y en una masacre. Sin embargo, para Rolando Cantincuz se trata de una difamación cuyo fin es desprestigiar a los indígenas ante la opinión pública: “Así el Gobierno encuentra pretextos para seguir despojándonos sin ningún problema de nuestras tierras”.

El indigenista Jairo Guerrero está convencido de que ese despojo de tierras fue el propósito de toda la guerra desatada en la última década en el territorio awá. Ahora, según él, viene una segunda etapa que ya está en marcha: la construcción de la vía Interoceánica, una carretera que conectará al Océano Atlántico y el Océano Pacífico, desde Brasil hasta Tumaco, pasando por Putumayo y Nariño. “Luego, cuando la carretera esté lista —anuncia este indigenista— ingresarán al territorio awá multinacionales mineras como la Kedahda. para llevarse el oro y el platino, dejando a los indígenas en la miseria”.
Víctor Gallo Ortiz, alcalde de Tumaco, explica que la Interoceánica es un megaproyecto que sólo está en el papel y debido a los limitantes del puerto de Tumaco es posible que se realice por Ecuador.

Además, “ni la Alcaldía ni el gobierno central —asegura el funcionario— están autorizados para entregar concesiones mineras en los resguardos sin la consulta previa a las comunidades indígenas”. Sin embargo, el defensor del Pueblo de Nariño ya ha recibido denuncias de que “personas de la empresa minera Kedahda han ingresado al territorio indígena a investigar la posibilidad de explotación, sin estar regulados por la normativa vigente”. Esta situación le preocupa demasiado al exasesor de paz y derechos humanos de la Gobernación de Nariño, “porque esa empresa viene de procesos desastrosos en las comunidades de Cundinamarca, Antioquia y Norte de Santander”.
Los indígenas awás están muy bien informados sobre esta problemática que se avecina. Saben que es una nueva guerra en la que sólo tienen dos posibilidades: recuperar lo que perdieron en la última década o perder para siempre lo que lograron salvar.

http://www.elespectador.com/impreso/nacional/articulo-324949-territorio-guerra