miércoles, 2 de mayo de 2012

"La naturaleza está reclamando su tierra"

30 Abr 2012 - 10:00 pm

"La naturaleza está reclamando su tierra"

Por: Diana Calderón / Especial para El Espectador

Gabriel Echavarría y la Fundación Global Heritage, de la mano de Santiago Giraldo, han logrado intervenir para garantizar la preservación de Ciudad Perdida en la Sierra Nevada de Santa Marta.


Para Gabriel Echavarría hay que entender que la zona de la Sierra Nevada fue habitada en armonía con la naturaleza y así debe seguir. / Gabriel Aponte  
Para Gabriel Echavarría hay que entender que la zona de la Sierra Nevada fue habitada en armonía con la naturaleza y así debe seguir. / Gabriel Aponte
 
¿Cuándo comienza usted a hacer una intervención en Ciudad Perdida, en la Sierra Nevada?
A mí me contactó Santiago Giraldo, director del proyecto —sorpresivamente— a pedirme que les ayudara a montar una fundación de protección del patrimonio cultural de la Sierra Nevada, pues yo pasé mucho tiempo por allá pescando, cazando y explorando. Mi padre fue el que primero actuó allí y creó la Fundación de la Sierra Nevada, hace más de 30 años, cuando se descubrió Ciudad Perdida, y se empezó con el Instituto de Arqueología a analizar y a recuperar las ruinas que estaban perdidas, como en Tikal o Chichen Itzá cuando las descubrieron, y me interesó por el tema ambiental.
¿Cuál era la situación ambiental en ese momento?
La Sierra Nevada de Santa Marta afecta toda la zona alrededor, no solamente a Santa Marta y al Parque Tayrona, sino a toda esa zona del mar, que son fácilmente 70 kilómetros, cuyos ríos salen de la Sierra y salen al mar. Por lo tanto, tienen un efecto muy importante sobre la gente que vive abajo. Lo mismo al lado de Valledupar, porque la Sierra afecta toda la zona densamente poblada y agrícola del lado sureste y también el lado de La Guajira. La fuente de agua de La Guajira, de Santa Marta y de Valledupar es la sierra. Vi la necesidad de generar una conciencia en la gente y en el Gobierno para que le den importancia a la parte cultural del patrimonio y, en lo económico, porque era una oportunidad de sustituir cierto tipo de actividad nociva para el medio ambiente.
¿Que era cuál?
La coca, el cultivo de coca. Al fin y al cabo los paramilitares estuvieron metidos 20 años allá, solamente hasta los últimos ocho años salieron, o realmente diría que hasta los últimos cuatro o cinco. Estaba también metida la guerrilla. Existen muchos cultivos y hay desafortunadamente mucha ganadería de montaña, que es lo peor que puede haber, porque cortan los árboles para darles pasto a las vacas y entonces se llevan la tierra, que acaba en los ríos, que son cristalinos y se convierten en marrones. Eso afecta directamente a los peces, las cigalas que crecen en los ríos, los langostinos, toda la reproducción marina y el ecosistema.
¿Por qué el Estado colombiano no fue capaz de hacer esta intervención durante tanto tiempo?
Porque no tiene plata. El presupuesto del Instituto de Arqueología para estas zonas es de $50 millones, US$25 mil.
¿Anuales?
Anuales, y tengo entendido que a pesar de la buena voluntad de Parques, tienen sólo dos guardaparques y vamos a tener este año 8 mil visitantes en la zona, entonces hay un desafío muy grande. Nosotros creemos que esas obras que se recuperaron con mucho esfuerzo durante 30 años se pueden derrumbar, esa es la opinión de Global Heritage, que escogió este sitio teniendo otros para proteger.
¿Por qué escoge Global Heritage este sitio?
Querían hacer algo en Colombia y les pareció que esta era la más importante. Ellos están muy involucrados en Centroamérica, en la zona del Tikal, y se han dado cuenta de que al generar un desarrollo arqueológico generan un evento ambiental positivo. La importancia y el esfuerzo de la Fundación FIAAT es precisamente combinar esas dos cosas: la arqueología con la preservación ambiental de una zona.
¿Y este trabajo se está haciendo con Parques Naturales o ellos no están involucrados?
Se trabaja directamente con Parques, con el Instituto Colombiano de Antropología y la Fundación de Investigaciones Arqueológicas y Ambientales Tayrona (FIAAT), creado por Santiago Giraldo.
¿Qué inversión tiene este proyecto?
Alrededor de US$400 mil, casi $1.000 millones, y hemos logrado muchas cosas en ese tiempo. Hemos invertido hasta ahora a través de ayuda de grupos como el City Bank, el Grupo Bolívar y un poquito de ayuda que les he dado yo, con la Fundación Hernando Echavarría. Llevamos un año trabajando.
¿Qué se ha logrado en ese tiempo?
Lo primero que estamos haciendo es tratando de educar a la comunidad que vive en la parte más baja, que se llama Pueblito, donde existe una ruina arqueológica muy importante y hay una escuela. Estamos haciendo un esfuerzo grande de explicarle la importancia, especialmente a la juventud, de lo que tienen y educarlos en formas rudimentarias de ser guías turísticas. El 40% de los guías turísticos hoy en día son paramilitares reinsertados. Lo segundo es que le estamos dando medios para mejorar las condiciones medioambientales, trabajando directamente y muy de cerca por Parques en el manejo de las aguas desechables. El agua que baja, si cuenta con contenido humano, tiene un impacto negativo.
Y era lo que venía pasando…
Y era algo terrible. En Parques estaban muy preocupados. Hemos instalado un sistema de tratamiento de agua supermoderno, última tecnología, ocupan metro y medio de espacio dentro de los estaderos que usan los turistas y que están usando los indígenas, y el agua sale prácticamente pura.
¿Y el tercer logro?
Éste, muy importante, es que estamos distribuyendo por líneas eficaces encerradas, eso es más o menos 10 veces más eficaz que un horno abierto. Una hornilla de esas anualmente evita la destrucción de aproximadamente 20 hectáreas de bosque y hoy en día las construimos en Colombia, las repartimos y las podemos diseñar de acuerdo con las necesidades de la comunidad y entre más repartamos, menos leña se tiene que cortar. Cuando tenía 13 o 14 años iba mucho a bucear con mis tíos en la zona que hoy en día es el Parque Tayrona, y uno podía sacar la cabeza del agua, mirar arriba y ver la nieve en la sierra y mirar abajo y ver los peces. Hoy en día ni ves los peces ni puedes ver la nieve… Eso pasa en toda Colombia, tú vuelas por encima de grandes extensiones donde antes había árboles y hoy en día no los hay, y por eso cuando llueve los ríos inmediatamente se desbordan y sacan a la gente. La naturaleza está reclamando su tierra, nos está diciendo sálgase de acá, y eso es lo que queremos evitar.
¿Qué papel cumplieron los indígenas en esto? Entiendo que hay 150 indígenas kowi y wiwa que durante mucho tiempo no se les podía convencer de dejar de hacer trabajos ahí.
Santiago Giraldo es una persona extraordinaria en su habilidad de convencimiento y entendimiento, al fin y al cabo lleva 12 años trabajando en la sierra. Cuando Global Heritage lo contactó, él era el director encargado del Parque, porque conoce y lo conocen, lo respetan. Su forma no es imponer soluciones, sino mostrar que las cosas se pueden hacer diferentes y que tienen beneficios, entonces ahora, por ejemplo, me están pidiendo que los ayudemos a arreglar los estaderos que usan los turistas.
¿Cuánto falta por explorar en Ciudad Perdida?
Solamente en el lado del Parque hay más de 200 asentamientos identificados por sistemas de aerofotografía y por información que tenemos, eso es solamente del lado del mar y consideramos que pueda haber, por lo menos, un 50% más del lado de Valledupar y lo importante de ese mensaje es que fue una zona habitada densamente en armonía con la naturaleza, esa es la lección que nosotros tenemos que aprender.
¿En qué otras partes podría ser aplicado?
Creo que uno de los problemas graves que tenemos nosotros es cómo se está explotando el Llano en estos momentos y la Amazonia. El Caquetá se está volviendo un centro ganadero y eso tiene muchísimas implicaciones peligrosas y el Gobierno tiene que limitar las áreas que se utilizan para ganadería.
¿Y ha pensado la FIAAT y Global Heritage meterle la mano a la zona del Llano?
No, pienso que nosotros nos vamos a concentrar en las zonas arqueológicas, porque lo que consideramos es que el valor arqueológico tiene un componente cultural, una lección para la comunidad y un componente económico. Y lo mismo puede ser eventualmente en San Agustín, porque hay zonas que tienen un valor arqueológico que por falta de recursos del Gobierno no se han podido desarrollar bien y con una entidad como Global Heritage que es mundial, que tiene una experiencia y una tecnología de mucha avanzada, que está en China, en Cambodia, en Tikal y en toda la zona de Centroamérica, la zona maya, nos puede aportar lecciones sobre preservación.
El impacto del turismo
Subir a ese sitio dura cinco días y la gente tiene que dormir metida en carpas, ¿eso va a mejorar?
Esa es una de las grandes preocupaciones de Santiago y de Global. Es que el turismo en sí puede ser destructivo si no es organizado, empezando por el aterrizaje del helicóptero de los presidentes allá arriba. Una de las primeras cosas que tenemos que hacer este año con Parques y con los jefes, los mamos, es un helipuerto, porque no podemos usar una estructura arqueológica para ello. Ya hay un sitio escogido, consiguiendo las autorizaciones vamos a pedirle a Helicol que nos dé el apoyo técnico. Ese es uno de los puntos claves de este año. El segundo es marcar bien el camino a la Sierra y asegurarnos de que sea seguro para los turistas, que los guías estén bien entrenados y tengan alguna forma rudimentaria de comunicarse con los turistas, pues la mayoría de los que vienen hablan inglés. Eso implica formación. Organizar, por ejemplo, los cruces de las quebradas, donde ya hubo accidentes. El año pasado una se llevó a tres muchachos franceses, dos sobrevivieron y uno murió. Por eso este año hicimos un puente colgante que lo construyeron Santiago y unos amigos y sólo se usaron 10 kilos de cemento. Las comunidades nos han pedido 16 puentes más.
Cultura y negocio
¿Cuántos empleos ha generado el proyecto?
Yo creo que eso ha incidido positivamente en miles de personas. Todos esos guías turísticos están viviendo de algo, toda la gente que está trabajando abajo, en la parte de Pueblito. Pero creo que tenemos que hacer un censo.
¿Esto es filantropía, es realmente preocupación por el medio ambiente o aquí se va a hacer negocio, una vez todo esté preservado y organizado?
Lo que nos gustaría es que fuera negocio para la comunidad. Que la comunidad entendiera que aquí hay dos cosas importantes: una, el valor económico que trae un desarrollo alrededor de unos bienes y un patrimonio arqueológico. Mucha gente en Colombia no entiende, creen que esas son unas ruinas que nos dio por preservar porque sí, pero lo que queremos es que se sepa que hay un mensaje detrás de eso, y que hay una oportunidad, eso es lo primero, la parte económica. Ahora, la parte cultural sí es muy importante, porque esta generación tiene una responsabilidad de cuidar lo que viene del pasado y lo que queda para el futuro. Es una responsabilidad de todos nosotros, que estamos en posiciones de tomar decisiones y tener un impacto sobre el país.

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