lunes, 28 de noviembre de 2011

La naturaleza reclama su territorio

La estrategia de los ancestros

La naturaleza reclama su territorio

Por: Verónica Téllez Oliveros

Mientras hoy los ríos se ven como un obstáculo, los indígenas muiscas utilizaban sistemas de canales y terrazas para aprovecharlos y hacer sus labores agrícolas.

Este es el panorama en la sabana que inundó el río Bogotá, en territorios que le pertenecían. /David Campuzano  
Este es el panorama en la sabana que inundó el río Bogotá, en territorios que le pertenecían. /David Campuzano

Aunque se construyan jarillones altísimos alrededor de terrenos cercanos a ríos y lagunas, el problema de las inundaciones persistirá mientras las actividades humanas se sigan asentando en estas zonas correspondientes a las aguas. Esta es la conclusión de Gerardo Ardila, director del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional, en momentos en los que la ciudad vuelve a preguntarse qué falló en las labores de mitigación de cara a la ola invernal que de nuevo desbordó el río Bogotá.

El aislamiento de los ríos y los intentos por secar zonas pantanosas para construir, son las medidas más usuales por parte de autoridades estatales y dueños de propiedades privadas en su afán de desarrollar construcciones sin tener en cuenta las necesidades colectivas respetuosas con la naturaleza, recalca Ardila. Pero los indígenas muiscas, que poblaron los territorios de Bacatá (hoy sabana de Bogotá) en el año 1000 d.C., sí tenían clara la forma para aprovechar los ríos y construir sus asentamientos de manera armónica con ellos.

El sistema utilizado por los muiscas se basaba en el desarrollo de canales hidráulicos y terrazas complementarias en las que se desarrollaba la agricultura. De esta forma aprovecharon suelos de ríos como el Tunjuelo, Fucha y el mismo Bogotá. De esta forma optimizaban los recursos naturales y esquivaban los impactos de las inundaciones que siempre fueron frecuentes. “Esto indica que nuestros ancestros ya habían encontrado soluciones al gravísimo problema que implica vivir dentro de un pantano”.

Para Ardila, el proceso de construcción en zonas pantanosas fue un grave error en el que tienen que ver la corrupción y la falta de medidas adecuadas para la planeación de la ciudad y la región. El profesor relaciona esta afirmación con casos como el de la Universidad de la Sabana “que le está trasladando el agua a sus vecinos” y que hoy recibió las críticas de los habitantes de la zona por la construcción de los jarillones para resguardar el campus y que incrementó la inundación en áreas aledañas.

Sigifredo Niño, taita muisca que habita la localidad de Suba, es enfático al afirmar que el tema de los desastres por las inundaciones es una consecuencia más de la pérdida de conocimiento ancestral y el irrespeto por la naturaleza. “Los antepasados muiscas aprovecharon la interconexión de las chucuas (lagunas) e incluso sembraban dentro de los mismo pantanos mediante un sistema de siembra denominado acuatónico”. El taita asegura que hoy esa experiencia ha sido olvidada, sobre todo en el área cundiboyacense, donde las montañas y bosques fueron reemplazadas por potreros.

Pese a que las consecuencias del uso indebido de la tierra y el agua ya ha tenido fuertes consecuencias, todavía se pueden emprender acciones para detenerlas, según señala Ardila. Para él, la solución debe contemplar la descontaminación del río Bogotá, en lugar de su aislamiento, y acciones como las que ha emprendido la CAR al comprar tierras alrededor de las aguas, que permitan su subsistencia. De esta manera se podría retroceder un poco para revivir el sistema de ingeniería hidráulico de los muiscas, que en Colombia ha sido olvidado por completo, como agrega el profesor.

http://www.elespectador.com/noticias/nacional/articulo-313412-naturaleza-reclama-su-territorio

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